Señora Atalaya

Lo que yo no entiendo es esa manera suya de andar hablándole a una en el ascensor y en cotidianidades comunes que nos crea este edificio tan bonito en el que ambas vivimos, esa manera suya de caminar con pasito apurado con su faldita gris que parece sacada de un remate de ropita de difunta. Déjese ya de eso! aprenda a tejer , a hacer manualidades o una de esas cosas que debería estar haciendo una señora como usted. Y le repito de nuevo que el que yo le este escribiendo ésta carta no significa en ningún momento que deseo hablar con usted o que deseo escucharle sus consejos para encontrar al señor en la vida diaria. Sepa que todos en el edificio agradecemos esa coquetería de ponerle flores a la entradita para que nos den la bienvenida...Y no se preocupe que esto es sólo un ejercicio de desahogo y no pienso ponerla en su buzón. De antemano le agradezco
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